Desmontanto la mentira de la Deuda Pública

Si durante muchos años la mayoría de la población se ha tragado el cuento de la Unión Europea, ha sido porque nuestros niveles de vida, o mejor dicho, nuestros niveles de consumo, se han mantenido altos. Pero si esto ha sido así, no ha sido gracias a las bondades de la economía neoliberal, sino a la expoliación de los recursos materiales, energéticos y humanos de los pueblos de la periferia. Recursos imprescindibles para mantener el metabolismo consumista y depredador de nuestra economía. Y también gracias al endeudamiento generalizado de los particulares y las familias para poder acceder al tren del consumo. O si no, ¿quién se libra de estar endeudado actualmente?

La deuda se ha convertido en nuestra mayor pesadilla en los últimos años, pero en realidad es otra de las grandes mentiras de este sistema, que se utiliza para meternos el miedo en el cuerpo y resignarnos a pasar por el aro de los recortes. A continuación expongo varias ideas que ayuden a la reflexión para desmontar esta mentira:

  1. ** La deuda está en el corazón mismo del capitalismo**, sobre todo en esta última etapa más financiarizada. La base del capitalismo reside en la acumulación de riqueza y para ello necesita de un crecimiento constante y de una concentración del poder en las grandes corporaciones financieras. Actualmente, la principal forma de conseguir ese crecimiento no reside en la inversión en la economía productiva, es decir, la que produce los bienes y servicios que necesitan las personas para vivir, sino en la especulación, lo que ha provocado enormes burbujas como la inmobiliaria, que cuando explotan, demuestran que en realidad se trata de un crecimiento ficticio que no aporta ningún valor a la sociedad, sino más bien al contrario. El elemento clave en este crecimiento especulativo es la deuda, es decir, el préstamo de dinero bajo un tipo de interés. En el gran casino de los mercados financieros, el juego consiste en tomar dinero prestado a un tipo de interés y prestarlo de nuevo o invertirlo en cualquier cosa que reporte un tipo de interés aún mayor, sin cuestionarse lo más mínimo si esas inversiones provocarán más guerras, más emisiones de CO2 y por tanto un aumento del cambio climático, el incremento de los precios de los alimentos, la precarización de los empleos o la destrucción de los ecosistemas. Pero además de la falta de ética, lo que caracteriza a este casino es que nunca se pierde, ya que cuando explota alguna burbuja, las pérdidas rápidamente se socializan al resto de la población.
    Así, la economía productiva se ha vuelto completamente dependiente de la economía financiera hasta el punto de que hoy en día, cualquier actividad económica requiere crédito, de manera que todo el poder y el control de la economía y de nuestras vidas, recae en los que tienen la capacidad de crear dinero y prestarlo, es decir el BCE, los grandes bancos privados y las corporaciones financieras.
    Como consecuencia, todos las economías de la UE se han endeudado hasta unos límites insostenibles. Y lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado a ver esto como algo natural, cuando en realidad esto nunca ha sido así. De hecho, si mis abuelos levantarán la cabeza, no lo comprenderían porque ellos nunca necesitaron endeudarse, al menos hasta estos extremos, para construir sus vidas. La mayor parte de sus necesidades vitales las cubrieron con el fruto de su trabajo y con el apoyo de su familia y amigos.
  2. La crisis de la deuda no es algo novedoso ni transitorio. Desde los años 80 muchos de los Estados periféricos (África, América Latina y Asia) están encadenados a una deuda que, a pesar de haber pagado con creces, sigue estrangulando sus economías y coartando sus posibilidades de desarrollo. Durante todo este tiempo, estos estados han devuelto a los banqueros y estados del centro 4 veces la cantidad prestada y aún así deben 7 veces esa cantidad debido a los intereses de usura.
    Para poder hacer frente al pago de los intereses estos Estados han tenido que renegociar sus deudas con organismos como el FMI y aceptar la imposición duros Planes de Ajuste Estructural con el objetivo de liberar capital para hacer frente al pago de la deuda. Planes que han supuesto el recorte del gasto en los servicios sociales (sanidad, educación, agua, energía, etc.), la reducción de los salarios, la privatización de las empresas públicas a manos de las grandes multinacionales Norteameriacanas, Europeas y ahora Chinas, y la reconversión de sus economías hacia la exportación de sus materias primas, con la consiguiente pérdida de la soberanía alimentaria.
    En muchos estos estados, el servicio a la deuda, es decir, el dinero que tienen que pagar cada año por los intereses abusivos es superior al gasto en sanidad y educación, y por tanto la deuda se paga con vidas.
  3. La deuda no es sólo un instrumento financiero de transferencia de capital de las clases periféricas a las clases centrales, sino que es sobre todo un mecanismo de sometimiento político y de usurpación de soberanía al pueblo.
    Efectivamente, en los Estados de la periferia la deuda se ha utilizado como moneda de cambio para imponer los intereses de los Estados del centro y sus grandes corporaciones financieras y empresas transnacionales. En no pocas ocasiones la condonación de la deuda, el alivio de su pago o su renegociación ha ido acompañada de concesiones para la extracción de recursos naturales y energéticos, la venta de empresas públicas estratégicas o la compra de bienes y servicios de las empresas del Centro. Pero también se ha utilizado para comprar el voto de estos Estados en los organismos internacionales como la OMC o la ONU, e incluso para derrocar gobiernos contrarios a sus intereses.
    Este uso de la deuda como herramienta de sometimiento, explica porqué el gobierno español es tan reticente a cancelar la deuda de los países más empobrecidos que apenas alcanza el 1% del PIB, cuando esto no supondría ningún trauma para nuestra economía.
    En la periferia Europea (Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y por supuesto en España), la deuda también está sirviendo como excusa para imponer los mismos planes de ajuste y austeridad de hace tres décadas asfixiaron a la Periferia, pero también para reducir cada vez más nuestra capacidad de decisión. Como ya se ha explicado antes, el Pacto del Euro y el de Estabilidad Financiera otorgan a la Comisión Europea competencias en la política fiscal y presupuestaria de cada uno de los estados miembros, es decir, que ya no podemos decidir en qué gastar nuestro dinero y cómo financiarnos. Estos pactos fueron firmados sin consentimiento expreso de la ciudadanía y, obviamente, sin dejar ver realmente lo que suponía su firma: la pérdida de soberanía de los estados sobre sus políticas económicas, y por ende, la sumisión a instancias controladas por los poderes financieros como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional. Aquí en España, la injerencia de estos organismos ha quedado más que patente en la vergonzosa reforma de la constitución para priorizar el pago de la deuda por encima del gasto social, sin la más mínima consulta social. Este robo de soberanía popular ha dejado claro que la democracia es incompatible con el capitalismo.
  4. No todos y todas somos responsables de la deuda. Si bien es cierto que gran parte de la población se ha dejado contagiar por ese afán especulador del dinero fácil, la mayor parte de la deuda es privada. La deuda pública española supone poco más del 16% del total de la deuda, y eso que se ha incrementado notablemente con el dinero público que se ha dedicado a salvar a la banca. Los principales deudores son la banca con un 32% de la deuda y las grandes empresas con un 31% del total. Este problema de endeudamiento privado no es sólo de España, ni siquiera de los estados periféricos de Europa, sino de todos Estados. Es más, la deuda pública española es, en relación al PIB, menor incluso que la de estados que se suponen solventes como Francia o Alemania.
    Por otro lado, si observamos a quién le debemos el dinero, la mayor parte se debe a bancos alemanes y franceses. Esto es así, porque Alemania tuvo durante la época de crecimiento un exceso de liquidez como consecuencia del saldo positivo de su balanza comercial de pagos, es decir de su exportaciones. La forma de dar salida a ese capital fue mediante préstamos a los bancos y empresas de los estados de la periferia Europea, lo cual sirvió para que estos siguieran comprando bienes y servicios de las empresas Alemanas, y aquí provocó entre otras cosas, la ya tristemente famosa burbuja inmobiliaria. Así, el crecimiento de la economía alemana ha sido posible, entre otras cosas, gracias al endeudamiento de los estados de la periferia europea.
  5. Los recortes no son la solución a la crisis de la deuda. La experiencia de los Estados de la periferia lo demuestra. Estos estados han sufrido recortes por medio de los Planes de Ajuste Estructural durante más de tres décadas, y sin embargo su deuda no ha dejado de crecer. Algunos de ellos como Argentina, que siguieron al pie de la letra las recetas neoliberales para el saneamiento de la economía estuvieron al borde de la quiebra, y sólo pudieron salir a delante negándose a pagar la deuda.
    Por otro lado, el volumen de endeudamiento es tal, que ni con todos los recortes y privatizaciones posibles daría para saldarla. En Grecia, ya se ha reconocido por fin que es imposible su pago y se empieza a hablar de quitas de deuda.
  6. La deuda es ilegítima. De nuevo la experiencia de la Periferia lo demuestra. Allí los préstamos fueron adquiridos por gobiernos dictatoriales o corruptos y se utilizaron muchas veces para construir infraestructuras insostenibles y destructoras del medio ambiente, para el enriquecimiento de las élites corruptas e incluso para la represión y el sometimiento de la propia población. Estas deudas fueron adquiridas y utilizadas en contra del bien común de la población y por ello decimos que son deudas odiosas.
    Pero aquí, en los estados de la periferia Europea también está pasando lo mismo. El ejemplo más claro es el del salvamento de los bancos (150.000 millones del anterior gobierno + 100.000 que ya ha prometido este y lo que queda por venir) que han convertido una gran parte de la deuda de estas entidades privadas en deuda pública. Lo más triste es que lo que está haciendo esa misma banca a la que estamos salvando es utilizar ese dinero para comprar títulos de deuda pública española en los mercados de deuda a unos tipos de interés mucho mayores, aumentando más aún el nivel de endeudamiento del Estado. Pero hay otros muchos ejemplos que todos conocéis bien, como la construcción de aeropuertos, carreteras, o el propio AVE que no sólo han tenido enormes costes ambientales, sino que han sido concebidos para el uso y disfrute de una minoría privilegiada.
  7. La deuda no es el gran problema problema. Ni siquiera lo son las agencias que califican nuestra deuda de manera injusta e interesad. Si estamos endeudados es porque tenemos un déficit, y si existe ese déficit no es precisamente porque estemos gastando mucho más de la cuenta con constantemente nos dicen, sino porque cada vez las arcas públicas tienen menos ingresos. Es decir el problema de fondo es el modelo de fiscalidad. En las últimas décadas todas las reformas fiscales han ido encaminadas a reducir los impuestos directos, sobre todo a las grandes empresas y fortunas, y aumentar los indirectos, llegando a paradoja de que actualmente un obrero tributa en media más que su empresa.
  8. Existe una deuda más importante que la financiera y que nunca aparece en los balances contables, y es la deuda ecológica, social y de género de la que el modelo neoliberal es el gran deudor. ¿Cuánto valen los daños provocados por el cambio climático o la contaminación del suelos, de los ríos y los mares? ¿Qué costes humanos tiene la precarización del mercado laboral o los recortes en sanidad y educación? ¿Que costes tiene para las mujeres la tradicional sumisión al patriarcado? ¿Cuánto vale la destrucción de tantas vidas? Es desde esta reflexión que lanzamos la pregunta de ¿Quién debe a quién?

Para terminar, ante esta locura, ¿que salidas proponemos?

Creemos que el primer paso debe ser el no pago de la deuda ilegítima y para ello vamos a hacer una auditoría de las cuentas públicas para demostrar la ilegitimidad de la deuda, repudiar su pago y enjuiciar a los responsables. Recientemente se ha creado una plataforma ciudadana con tal fin (http://www.auditoria15m.org). Queremos que sea una auditoría ciudadana donde todo el mundo, no sólo los expertos, pueda participar ya que nos hemos propuesto analizar las cuentas de la administración central, pero también de las autonomías y los ayuntamientos, y ahí yo creo que todos podemos aportar, así que os animo a sumaros a esta plataforma.

Pero el no pago de la deuda, no garantizará que no se reproduzca el problema si las causas que lo han generado siguen existiendo. Por tanto, es imprescindible acabar con la economía especulativa. Otro paso clave es cambiar el modelo de fiscalidad actual por uno realmente redistributivo. Y a más largo plazo tendremos que hacer la transición hacia sociedades no monetarizadas y economías al servicio de las necesidades vitales de las personas. Se que muchas de estas cosas pueden parecer utópicas, pero sino empezamos a hablar de esto hoy, si no somos capaces de imaginárnoslo, nunca serán una realidad mañana.

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