No a la guerra en Libia
En contra de lo que nos quieren hacer creer, la intervención militar en Libia no responde a fines humanitarios sino a intereses económicos de las potencias occidentales. Como en el caso de Irak, los medios de comunicación están ejerciendo una labor propagandística de justificación de la intervención militar para proteger la vida de los civiles, pero el verdadero interés está en los recursos energéticos de este país, de los cuales, las economía europea y especialmente la Española son altamente dependientes.
Los mismos países que intervienen militarmente en Libia, han apoyado la dictadura de Gadafi cuando aceptaba sus condiciones, han comprado el petróleo y gas de Libia y han vendido armamento a Libia durante años, en especial España que es el mayor exportador de armamento ligero a África. Las balas que ahora utiliza Gadafi para reprimir a la población son españolas. Todo ello sin cuestionarse en ningún momento su carácter antidemocrático ni mucho menos el sufrimiento de la población. Esos mismos países han mostrado su “prudencia” a la hora de apoyar las revoluciones democráticas en todo el Magreb a cuyos regímenes antidemocráticos han apoyado sin dudarlo mientras han servido a la defensa de sus poco legítimos intereses. No es una intervención en favor de la democracia sino por intereses económicos y geoestratégicos.
Existen pruebas que evidencian la intención de Gadafi de volver a nacionalizar los pozos de petróleo (ver este informe), lo que supondría enormes pérdidas para empresas europeas como Repsol o Gas Natural. Esta sería la verdadera razón para acabar con el régimen de Gadafi y no los anhelados deseos democráticos del pueblo Libio.
Sin duda, estamos con el pueblo libio que reclama libertad y democracia, y pedimos el esclarecimiento por agencias independientes de posibles crímenes contra la humanidad del coronel Gaddafi (rehabilitado y armado por quienes ahora mandan atacarle). Pero tenemos serias dudas de que la injerencia Europea y Americana no acabe con un gobierno títere controlado por estas potencias, tal y como está ocurriendo en otros estados del mundo árabe.
La pasividad no puede ser la respuesta pero la intervención militar tampoco. Existen otros métodos más adecuados y efectivos de regular los conflictos como la desobediencia civil, la vía diplomática o la interposición pacífica. Métodos que han permitido lar resolución de otros conflictos históricos sin el sufrimiento que para la población civil supone la intervención armada.
Deseamos un verdadero desarrollo democrático de los países del Norte de África y Oriente Próximo en manos de las/os jóvenes, su clase trabajadora y especialmente las mujeres, cuya participación, reconocimiento y dignificación son esenciales en el éxito de los procesos políticos de cambio abierto en la zona.
También denunciamos la ocupación sionista de Gaza y Cisjordania y el cruel bloqueo y agresión indiscriminada al pueblo Palestino, consentido por la misma comunidad internacional que ahora se rasga las vestiduras por el sufrimiento del pueblo Libio.
En el origen de todos estos conflictos está casi siempre el control de los recursos materiales y energéticos que las poblaciones occidentales requerimos para mantener nuestro nivel de consumo, por lo que es necesario reconocer también nuestra responsabilidad particular. Para evitar este tipo de guerras es imprescindible la reducción nuestro consumo energético, la institucionalización de políticas de ahorro y eficiencia energética, el abandono progresivo de la energía fósil y la nuclear, y la promoción ordenada y equilibrada de las fuentes renovables, con el debido control social y democrático de la población.
Por todo ello el Foro Social de Campo de Criptana dice de nuevo ¡NO A LA GUERRA!, ¡NO A LA INTERVENCIÓN MILITAR EN LIBIA!