Elecciones generales 2011: "La fiesta de la Democracia"
Este fin de semana asistiremos a otra “Fiesta de la Democracia”, la segunda en un año. Cuando todavía estábamos de resaca de la primera ya tenemos otra encima con sus carteles, sus panfletos, sus altavoces…es sencillamente embriagador ir andando por la calle y respirar democracia por todos los lados, ¿por todos?, no exactamente; en esta fiesta esta reservado el Derecho de Admisión. Este Derecho de Admisión se lo tienen reservado casi exclusivamente los dos grandes partidos que monopolizan el panorama político ya que representan a una mayoría de la población pero se oponen sistemáticamente a que, la opinión de los que no somos partidarios de esa mayoría, este en igualdad de condiciones que la suya evitando que se revise un sistema de representación injusto y caduco llamado Ley D’Hont, desechado mucho tiempo atrás en otras democracias europeas (es cierto que el PSOE en su programa electoral para estas Elecciones sí recoge la modificación de este sistema, pero resulta curioso que sea ahora ante unas Elecciones en las que parte con una clara desventaja y no lo haya hecho en las anteriores cuando ocupó el Gobierno), empeñándose en mantener como circunscripción electoral la provincia, eliminando así de un plumazo una buena cantidad de votos y tirando literalmente a la basura la opinión de miles de ciudadanos que no participan de este bipartidismo; así como excluyendo todas las demás alternativas del debate público. Con los datos en la mano, no parece muy democrático que en las últimas elecciones celebradas en marzo de 2.008, el partido ganador (PSOE) obtuviera 169 escaños cada uno respaldado por 66.800 votos (las cifras fueron similares para el PP), mientras que por ejemplo otras formaciones como Izquierda Unida necesitaran entorno a 485.000 votos para colocar un escaño en el congreso; o UPD entorno a 306.000 votos; por no hablar otros partidos con 50 o 60.000 votos que no valieron para nada; es decir, que se tuvieron que reunir ocho ciudadanos juntos votantes de IU para que su opinión valiera lo mismo que la de un solo ciudadano que votara al PSOE, ¡así funciona esta Fiesta!
Fiesta que se convierte en una Partitocracia donde sus actores principales otorgan la libertad al ciudadano de votar a listas cerradas que presentan los propios partidos en cuyos senos se ven día a día conductas autoritarias por parte de las cúpulas dirigentes, marcando el ideario político a seguir y eliminando la disertación entre sus propios militantes. Contribuyen al juego democrático instaurando trabas legales para nuevas opciones que puedan surgir como la necesidad de obtener el aval mínimo del 0,1 % de los votantes del Censo en cada circunscripción (provincia) arrojada de la última reforma llevada a cabo en la Ley Electoral; o bien ponen sin el mayor rubor a su disposición los medios de comunicación como pasa sin ir más lejos a nivel local. Al ciudadano, verdadero protagonista de este juego, en el cual recae la Soberanía Nacional y el cual debe ser el elemento activo de cualquier verdadera democracia que se precie pues así se concibió en la Antigua Grecia y porque este es el valor intrínseco de la propia palabra, se le mantiene callado durante cuatro años y, durante unos días se les disfraza con un sobre y se les trata como meros números en la estadística de los resultados, hasta terminados estos que pasarán a ser de nuevo nada.
Pasarán a ser de nuevo nada, pero no sin antes haberles hecho el juego a los mismos que gracias a tu voto gozarán de inmunidad durante el ejercicio de su cargo, obtendrán la pensión máxima con sólo siete años de ejercicio, tendrán la potestad de subirse el sueldo, tejerán toda una red de influencias para ellos y sus allegados en los partidos que les servirán para instalarse cuando llegue su final político (ver casos de Aznar o Felipe González por resaltar alguno), multiplicarán en unos años el valor de sus patrimonios ….. (ampliar y condimentar a gusto).
En este panorama no es de extrañar que en las últimas Elecciones Generales de 2.008 el porcentaje de abstención estuviera entorno al 26 % (9.172.740 abstenciones a las que hay que sumar 286.182 votos en blanco). Estas cifras demuestran claramente la desilusión de la gente por la política, la falta de ganas por ir a votar a un partido que, una vez en el poder, tiene total libertad para hacer lo contrario de lo que prometió sin que tenga sonrojarse por ello (un ejemplo flagrante lo tenemos en esta última legislatura con el PSOE; pero antes fue el PP y después será el que venga). Una de las propuestas del Movimiento 15 M (quizás una de las mayores manifestaciones de democracia real que se han llevado a cabo en el Estado Español y que perdura en la actualidad) decía que las premisas que van en los programas electorales de los partidos deberían de tener un a modo de valor contractual, de tal manera que si un ciudadano vota a un partido, en teoría es porque esta de acuerdo con su programa y vota a ese programa, por tanto de alguna manera los partidos políticos deberían de estar obligados a cumplir el programa por el que fueron elegidos, ¡estoy totalmente de acuerdo!; pero no obstante, a la hora de votar *“vota a aquel que promete menos; será quien menos te decepcione”*.
Un indignado más