Cantera de San Isidro
El problema medioambiental causado en Criptana desde siempre por el vertido de materiales de derribo y construcción ha sido de grandes dimensiones. La mala gestión de este tipo de residuos conlleva la contaminación del suelo y de las aguas, la pérdida de unos recursos naturales que podrían reutilizarse, la inestabilidad de los terrenos y, algo que ha afectado de forma agresiva a nuestro entorno concreto, la degradación de la calidad paisajística.
En Criptana, hasta mediados de los ochenta, los escombros eran vertidos de forma totalmente incontrolada por toda la periferia. Para paliar este problema se ubicó un vertedero en el peor sitio que podría haberse escogido: en la Sierra de los molinos, al lado de los “molinos hundidos”. Durante años, los plásticos, cartones y objetos de todo tipo se repartieron por todo el entorno turístico de los molinos. Una vez sellado a principios de los noventa, sus efectos permanecerán ya para siempre: la posible contaminación de los ricos veneros y manantiales de la zona y la creación de taludes que rompen con la armonía del relieve originario.
Posteriormente se dedicó a escombreras (las actuales) una zona de canteras abandonadas al oeste de San Isidro, en el paraje del Humilladero. Se trata de una zona con elevado interés paisajístico, situada sobre suaves ondulaciones de terreno no cultivado repleto de matorrales autóctonos densamente salpicado por olivos y almendros asilvestrados y desde la que, además, se contemplan panorámicas abiertas verdaderamente bellas. Lo que en principio se planteó como una restauración de vasos de cantera se convirtió (y así sigue hasta la fecha) en toneladas y toneladas de escombros, voluminosos y residuos de todo tipo que no solo colmataron los vasos previstos sino que se desparraman y esparcen por toda la zona, enterrando almendros, coscojas y cuanto encuentran a su paso, alterando el relieve natural y provocando otra panorámica altamente impactante, que actualmente se puede ver, junto a la sierra de los Molinos a la entrada de Criptana por la carretera de Alcázar y a la salida por la carretera de San Isidro, tal y como puede apreciarse en las fotos adjuntas.
El cierre inmediato de este vertedero y su restauración es algo indiscutible. Pero también es indiscutible que hay que dar una salida a los residuos. Por este motivo el grupo Salicor ha presentado al Ayuntamiento de Campo de Criptana y a los principales constructores locales un Pacto Local para la Gestión de Residuos de Construcción y Demolición (RCD). Este pacto propone 9 medidas en la dirección del actual Plan Nacional de Residuos de Construcción y Demolición (2.001- 2.006) promovido por el Ministerio de Medio Ambiente. En esta página podéis acceder a dicho plan y hacer también vuestras aportaciones.