Manifiesto 8M 2021: Pregonando lo esencial

2021 parece venir a constatar que las continuas humillaciones a la Salud de nuestro planeta traen consecuencias globales irreparables. La crisis de la Covid-19 ha venido a destapar el cúmulo de errores encadenados en los que hemos sustentado nuestra forma de vida y organización global. Es ahora, cuando se hace evidente, en plena búsqueda de soluciones y formas de crecimiento, la importancia de esa periferia rural en toda su diversidad de formas como elemento sustentador para la vida.

En esta crisis Global las Mujeres hemos estado en primera línea, y sin embargo, hay quienes este año nos piden prudencia, seriedad, sensatez… “Señoras quédense en casa, hagan el favor” que ya sabéis queridas… “que está tó mu malo, y… ¿dónde vais con la que está cayendo?” etc, etc, etc… COMO SI NO NOS HUBIÉRAMOS DADO CUENTA YA, CORAZONES.

Y nos lo piden así, sin vergüenza alguna, a nosotras, a nuestras manos llenas de artritis, a nuestras espaldas, hombros y rodillas doloridas del peso de la responsabilidad de los cuidados que el patriarcado arroja a nuestros cuerpos, un trabajo mayoritariamente gratuito o de economía sumergida por eso, por eso de ser mujer. A nosotras, las que nunca consentiremos que salgas a la calle sin la rebequilla cuándo refresca, a las del “¿hermoso/a, has cenao ya?”. A las mismas que aun sin conocernos de nada compartimos tampones, compresas, pañuelos de papel, llantos y abrazos con un “Venga tía, que tu vales mucho / no estás sola” en los baños de algún garito. Las del “llámame cuando llegues por favor” por lo que ya sabéis, por eso, por lo de ser mujer.

A nosotras, las madres, las tías, las abuelas, las hermanas, las hijas, las sobrinas, las primas, las amigas y vecinas que compartimos la sal, las alegrías y las penas, porque las penas con pan son menos y donde comen dos, pues comen tres. Las mismas que se levantan de la mesa cuando falta un plato pero tú, no te levantes corazón, que ya va ella a ese lugar desconocido para algunos en pleno siglo XXI, ese lugar del que Iker Jiménez sorprendentemente, todavía no ha hecho un programa: “LA COCINA Y LOS MISTERIOSOS MUNDOS DE LA CORRESPONSABILIDAD DE LAS TAREAS”. Lo que viene a ser, uno de los factores claves que nos condiciona y nos lleva a sufrir la actual brecha salarial, todo ello unido a la dificultad para encontrar trabajo por la falta de oportunidades, hecho que nos precipita a la mayor parte de las mujeres en los pueblos, sobre todo jóvenes, a la búsqueda de trabajo en zonas urbanas.

A nosotras, las que empujando los carritos subimos del mercadillo con la compra, aunque nos duelan las piernas y nos pille más retirado porque “hay que ver que tomates más hermosos y que alpargates le he comprado a mi chica la mayor, que con los críos y los dos trabajando, no llegan”; ese mercadillo al aire libre, espacioso, florido y hermoso que desde hace un año ha ido al merme porque, por lo visto, es casi tan peligrosísimo para la vida como nosotras, las del 8M, las feministas esas que salimos a gritar como lo que somos: verduleras, pescaderas, camareras, cocineras, reponedoras, costureras, cajeras, limpiadoras, dependientas, cuidadoras, enfermeras, médicas, profesoras, peluqueras, barrenderas, vendimiadoras, temporeras, envasadoras, carretilleras… trabajadoras reclamando sus derechos laborales, salariales y de vida digna para todas las mujeres, y sobre todo, para las que ni gritar pueden.

A nosotras, las que nos pusimos a coser mascarillas cuando nadie las llevaba a la moda, las que a máquina o incluso algunas, reinas ellas, las cosieron a mano. Un pueblo lleno de “modistillas”, el de las antiguas fábricas de costura que se vieron obligadas a cerrar por eso de… “es el mercado, amiga”. Un pueblo donde aún seguimos cosiendo, te cosemos camisas y vestidos ye-yes, disfraces de carnaval, dobladillos y miles de mascarillas en los tiempos de escasez porque, ¡oh, sorpresa!, el mercado no se regula solo. Mientras, más de 200 mujeres en nuestra localidad se organizaban en un tiempo récord, cosiendo las 24/7 para que a ese personal sanitario, no le faltará de ná.

A nosotras, las que desde el principio de los tiempos venimos poniendo el cuerpo y la vida en el centro, que no nos vengan ahora con paternalismos y tutelajes como a Britney Spears. Las feministas nunca fuimos ni las guapitas, ni las simpáticas, ni las buenecitas del patriarcado, ni lo queremos ser.

Las mujeres de las Periferias no solo nos convertimos, una vez más, en las principales sustentadoras de la vida de las más frágiles, sino que seguimos trabajando desde nuestros pueblos y campos para abastecer de materias primas a nuestras comunidades y grandes urbes.

Por ello, este 8 de marzo y todos los días del año, de todos los años de nuestras vidas, mientras no exista una verdadera igualdad social, política y económica entre hombres y mujer, nosotras, desde un feminismo interseccional, seguiremos vistiendo la diversidad de nuestros cuerpos con la bandera de la libertad, con la justa reivindicación del reconocimiento a las mujeres, DE TODAS, como sujetos de pleno derecho.

Nunca seremos mujeres libres mientras siga habiendo mujeres sometidas (parafraseando a la escritora Audre Lorde). Por todo ello, este año tampoco nos van a callar, y como aves precursoras de primavera, pregonamos nuestras reivindicaciones esenciales, con Hashtags, Hashtags y más Hashtags, desde balcones y ventanas, reclamamos:

  • Apostar por políticas que sustentan formas de agricultura, ganadería y pesca más equilibradas, sostenibles y ecologistas.
  • Garantizar a las mujeres rurales la posibilidad de vivir y realizarse como realmente quieran en su entorno, sin necesidad de emigrar a las grandes ciudades.
  • Valorar y remunerar como es debido el trabajo de cuidados, como motor esencial e indispensable de nuestra sociedad.
  • Romper con la división sexual del trabajo y con un mercado laboral que ofrece a las mujeres temporalidad, precariedad, incertidumbre o bajos salarios en sus empleos y que impide un acceso equilibrado entre mujeres y hombres.
  • Mejorar los permisos de maternidad y paternidad, garantizando los recursos que sean necesarios para compatibilizar el trabajo de cuidados con el resto de jornadas laborales, facilitando así el reparto de tareas.
  • Garantizar un sistema de pensiones, en el que los cuidados, la reproducción y el sostenimiento de la vida también coticen.
  • Garantizar el derecho fundamental a unas condiciones laborales, habitacionales y de vida digna a las trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular. 
  • Por último y no menos importante, debemos considerar las violencias machistas como cuestión que atañe a nuestro municipio a la vez que seguir trabajando por un modelo de convivencia que respete la pluralidad y diversidad afectivo-sexual de la ciudadanía.

Un sistema capitalista, cisheteropatriarcal y centralizado que condena al olvido a sus mujeres y leyes naturales, no garantiza nuestra supervivencia ni la de futuras generaciones.

Porque queremos ser las protagonistas de nuestras propias vidas, seguiremos sembrando la tierra de solidaridad, seguiremos remendando los agujeros por donde nos intentan colar sus discursos de odio quienes nos quieren hacer retroceder a los tiempos de blanco y negro, NOSOTRAS, seguiremos siendo esa feria llenita de luces que alumbre los rincones más oscuros de nuestra sociedad.

Porque fuimos, somos y seremos, ¡Ni Un Paso Atrás!

Las Violeteras
Las Violeteras
Asociación

Korova es un proyecto de centro sociocultural autogestionado en Campo de Criptana.

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